Sabemos
que la minería artesanal es una actividad que ha sido practicada durante siglos
en muchos países, incluyendo el nuestro. Sin embargo, su crecimiento
descontrolado ha generado problemas ambientales, sociales y de seguridad. Para
abordar estos desafíos, es necesario proponer una formalización de la minería
artesanal que incluya garantías para la importación de máquinas de
procesamiento ecológicas, certificación estatal en plantas procesadoras,
fiscalización efectiva y solución a la problemática de la comercialización del
mineral.
Cabe
resaltar que la formalización de la minería artesanal traería numerosos
beneficios, incluyendo la mejora de las condiciones laborales y de seguridad
para los mineros, la reducción del impacto ambiental negativo, el incremento de
la productividad y competitividad, la generación de empleos y estímulo
económico local y la mejora de la recaudación tributaria
Para
lograr estos objetivos, es fundamental promover la asociatividad entre los
pequeños mineros, a fin de que puedan generar economías de escala y mejorar su
capacidad de negociación en el mercado. Además, se requiere la creación de una
central de compras estatales de los principales minerales, como oro, cobre y
plata, para garantizar precios justos y transacciones transparentes.
Es
importante que los centros tecnológicos de capacitación no solo deban enfocarse
en la operación de maquinaria, sino también en el desarrollo de habilidades
para la orfebrería y el valor agregado. Esto permitiría a los mineros
artesanales diversificar sus productos y acceder a mercados más lucrativos.
Asimismo, la certificación estatal en plantas procesadoras ecológicas
garantizaría la calidad y el precio justo del mineral, evitando la explotación
de los mineros por parte de terceros.
Por
otra parte, recordemos que la fiscalización del uso efectivo de los denuncios
mineros es crucial para garantizar que se utilicen de manera eficiente y justa.
Por ello, es necesario erradicar la corrupción en las gerencias de energía y
minas de los gobiernos regionales, con el propósito de que las políticas
públicas se implementen de manera efectiva.
Además,
es preciso señalar que la diferenciación entre la minería informal y la ilegal
resulta crucial para abordar efectivamente los desafíos de la minería
artesanal. La minería informal, aunque no cumple con las normas, puede ser un
aliado para combatir la minería ilegal. Al reconocer y regularizar la minería
informal, se puede fomentar la cooperación y el compromiso con las prácticas
sostenibles, reduciendo así el riesgo de que los mineros informales se vean
atraídos por la minería ilegal. De esta manera, se puede promover una
transición hacia una minería más responsable y sostenible, que beneficie a las
comunidades locales y al medio ambiente.
La
formalización de la minería artesanal es un paso necesario hacia la
sostenibilidad y la seguridad. Con garantías para la importación de máquinas
ecológicas, certificación estatal en plantas procesadoras, fiscalización
efectiva, promoción de la asociatividad y desarrollo de habilidades para la
orfebrería, podemos lograr una minería artesanal más responsable y productiva.
Es momento de tomar acción y trabajar juntos para construir un futuro más
sostenible para nuestras comunidades.
Finalmente,
comentarles que escribo esto porque he participado cubriendo para el portal
“Punto de Encuentro” sendas movilizaciones en Lima y he podido acercarme a esta
problemática de forma directa. Además, junto a Enrique Valderrama venimos
trabajando este tema como parte de la construcción de la “Agenda Social” que el
aprismo prepara para su discurso público.
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