El domingo 15 de Marzo, Martín Vizcarra
decretó el Estado de Emergencia en todo el territorio nacional a raíz de la
rápida propagación del Covid-19. Ante dicha medida, los ciudadanos del primer
puerto evitarían salir de sus hogares a fin de salvaguardar su integridad y el
gobierno regional, en conjunto con las municipalidades, se encargaría de
implementar diversos planes de contingencia en pro de la población chalaca.
Lo antes descrito se mantuvo – y se mantiene -
en el nivel teórico de forma permanente. En la praxis vemos que las autoridades
han brillado por su ausencia y las veces que se han pronunciado solo ha sido
para reafirmar su incompetencia. Empezando por el Sr. Mandriotti, la carencia
de estrategias ha primado en la región y no existen suficientes señales que nos
hagan pensar que la situación será revertida.
Recordemos que el 26 de marzo, el gobierno
aprobó el decreto de urgencia para transferir S/200 millones a las
municipalidades a nivel nacional; sin embargo, no estableció el precio de la
canasta básica por lo que abrió la posibilidad a que las autoridades eleven los
precios reales de compra. Asimismo, se dio a conocer, a través de un video, que
– de forma totalmente irresponsable- el Sr. Pedro López, alcalde del Callao,
repartía víveres a plena luz del día, generando un significativo caos y posible
foco infeccioso en la zona de Puerto Nuevo.
Por otra parte, en los últimos días han
aparecido diversas denuncias del personal de los Hospitales Alberto Sabogal Sologuren
y Daniel Alcides Carrión (por mencionar algunos) en donde se evidencia la falta
de implementos para afrontar el Covid-19. En el primero, el SINAMSSOP reveló
que el personal médico atiende a los pacientes infectados sin la indumentaria
adecuada y con escasa planificación. No hay respiradores, no hay máscaras, no
hay lentes. En el segundo, los cadáveres se mantienen en las camillas debido a
que no existen materiales de bioseguridad y el riesgo de contagio es sumamente
elevado.
Además, la noticia que remeció las redes
sociales en las últimas horas fue la confirmación de cuatro internos del penal
Sarita Colonia infectados con Covid-19. Nos preguntamos ¿cómo es posible que el
virus haya ingresado al centro penitenciario? En este caso, el fallo en el
control del ingreso al penal es claramente notorio y supone un riesgo mayor si
consideramos que los reclusos se encuentran en un espacio reducido junto a sus
pares. Asimismo, en la comisaría de Santa Marina han aislado a los agentes de
la PNP ya que el virus habría estado proliferándose, contagiando a los efectivos
que no contaban con los debidos equipos de protección.
Vemos, pues, que la situación en el Callao es
adversa por la incapacidad de la gestión regional y municipal. Las autoridades
mencionadas no conectan con las verdaderas necesidades del pueblo chalaco ante
la pandemia. Mucho menos les interesa desinfectar las calles o establecer
medidas para evitar la aglutinación de personas en los centros de abastecimiento.
Por ello, no nos debe sorprender ser la tercera región con el mayor número de
infectados con el Covid-19. Situación comprometedora que esperamos vencer con
la unión de los vecinos y el compromiso de todos los chalacos.
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